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Arquitectos: Colectivo Creativo Arquitectos
- Área: 176 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Andrés Valbuena, Mateo Lehner
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Bajo el manto de dos imponentes samanes en el Corregimiento de Rozo – Valle del Cauca, se incorpora sutilmente esta vivienda. Un refugio, que acaricia la magia de los atardeceres vallecaucanos, esos que Jorge Isaacs describió en su novela María como “nubes de color de violeta y lampos de oro pálido”. Esta casa diseñada con el concepto de economía circular y desarrollada de manera industrializada resume los principios del estudio Colectivo Creativo que le apuesta a la eficiencia de los procesos constructivos a partir de un manejo meticuloso de la modulación y los materiales que se articulan con armonía y sobriedad en el entorno donde se implanta, buscando así convertir lugares en paisajes habitables. El proyecto comenzó con el descubrimiento de este excepcional terreno por parte del arquitecto y el cliente.
Este último, seducido por las características de la propuesta y viendo que, en paisajes como estos de alto valor natural, es cuando cobra relevancia el respeto de las condiciones originales, de eficiencia y reversibilidad que permitirían insertar un módulo habitable dominando lo natural de forma respetuosa. Y son precisamente dos naves de color oro pálido el recurso para incorporar la sensación de paisaje en la superficie, dos naves que registran la experiencia del lugar mientras se mimetiza entre luces y sombras. Un módulo íntimo y privado para las habitaciones y otro para la zona social, ambos se articulan a través de un espacio de conexión abierto y que proporciona el disfrute de una permanente relación entre el exterior e interior que se magnifica con un jardín de filodendros que aporta además un agradable bioclima y aumenta la riqueza vivencial y relacional entre los espacios.
Sumado a la percepción de liviandad que se da al elevarse del terreno, se enfatizan claramente las transiciones entre espacios generando una sensación de diversidad espacial; los grandes ventanales de los volúmenes tienen como objetivo dialogar de forma permanente con el exterior, enmarcando la visual de las cordilleras central y occidental. Al interior un riguroso control de la gama de colores, donde predomina el uso de la madera, paredes y cielo falso en paneles laminados de alta presión taupe, los ventanales de aluminio anodizado negro al igual que las pérgolas que envuelven las terrazas. Esta obra plantea ser una síntesis de, por un lado, los beneficios que la industrialización puede ofrecer: precisión, rapidez, menores imprevistos, la posibilidad de preservar materiales, elementos y componentes, siendo así más responsables ambientalmente por el otro, la aceptación y validación de la influencia constructiva en este tipo de entornos como posible y legitima estrategia proyectual.
